
Sabía que sería una dinamica dificil para mi, ya que mis resistencias y justificaciones eran muchas, y más el miedo y nervio a lo desconocido e inesperado.
El primer obstaculo era ponerme esa vestimenta y caracterizarme, despues salir a la calle y mendigar...y el solo pensar en estirar la mano y pedir limosna era algo que me daba más pavor. Mi sentimiento al principio fue de miedo y pena, el fingir se me hacia muiy dificil porque yo sentía que la gente podría darse cuenta que yo estaba "actuando"...
Me dí cuenta que la gente se hacía a un lado cuando yo pasaba, a lo mejor por repulsión ó miedo, y al principio sí me sacaba de "onda" al ver esas actitudes de desconfianza, bueno, obviamente nadie confiaria en una persona que tiene la mirada perdida, con un hedor insoportable, sucia, con harapos...
Al estar caminando un rato entre las personas y los puestos de ese tianguis, empecé a ver la parte positiva del momento: pude caminar sin preocuparme de pararme a dar el paso a las personas, porque ellos me lo daban a mi; también pude hacer cosas que nunca haria en publico: sacarme los mocos, rascarme la cabeza ó las nalgas ó las bubis, me acosté en el puente peatonal, en la calle y en el kiosko del camellón; la gente me volteaba a ver pero nadie era capaz de decirme nada.
Pude percatarme que nadie me veia a los ojos por más que yo les buscara la mirada.
Sentí miedo de que la gente me pudiera agredir ó "correr" del lugar por sentir que yo podria robarles.
Al momento después de hacer la reflexión y meditación del ejercicio me sentí tranquila, porque realmente creo que nunca me sentí en ese papel de pordiosera, obviamente ahora reconfirmo que "no quiero terminar asi" ó verme asi: Mendigando el amor, ó el afecto ó el tiempo, ó la compañia de alguien, ó el aguantar situaciones por estar en un lugar ó no quedarme sola.
Este ejercicio me dió la fortaleza para ser firme en mis desciciones de donde, como y con quien quiero estar, y lo que no quiero en mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario